Espectacular
perspectiva de la canaleja, paraje de
gran belleza paisajística. (Foto realizada desde el balcón del pijo ) |
La canaleja es un paraje ubicado en la vertiente izquierda
del río Júcar, dentro del término municipal de Casas De Ves. Discurre por la
orilla entre el extremo este de Casas de
Ves y el oeste de Villa de Ves.
Imagen desde satélite. Señalizamos en rojo el paraje de la Canaleja. En amarillo las referencias que la delimitan. |
Plano del monte LA CANALEJA realizado en 1975 por ICONA ( Instituto para la conservación de la naturaleza). Señalizamos en rojo el límite de Villa de Ves y en verde el límite de Casas de Ves. |
Si remontamos el rio, se puede considerar como punto de
inicio de este paraje la presa de la Huerta Somera de Villa de Ves y su final coincidiría con la
desembocadura del barranco de Mingo Andrés, ya en terreno de Casas de Ves. A
continuación encontraremos las Rinconás y más arriba, la central hidroélectrica
y el Tranco del Lobo.
A quienes leéis este blog os
parecerá extraño que yo – siendo de Villa de Ves – dedique este espacio a un
paraje de Casas de Ves. La razón es que históricamente tanto Casas de Ves como
los parajes que describo pertenecieron a Villa de Ves y además, los moradores
de las casas y huertas de la Canaleja eran descendientes de Villa de Ves. Los
vínculos familiares de esta gente llegan hasta actuales habitantes de Villa de
Ves. También es normal que en los corrillos de los ancianos surjan
conversaciones sobre hechos y recuerdos de la Canaleja asimilándolos como algo
“nuestro”, de Villa de Ves.
Por todo ello, estimados
lectores, he aquí el motivo por el cual hoy nos aventuramos en territorio
vecino.
Antiguo término de Villa de Ves, antes de la segregación de Casas de Ves y Balsa de Ves. |
El extenso término de Villa de
Ves se dividió en 1821.
Según se lee en un documento del
archivo del Ayuntamiento de Casas de Ves:
“
El 24 y 25 de Abril de 1821, reunidas las
comisiones municipales designadas, y ante D. Juan Andrés Núñez, escribano real
y notario público de la Villa de Ayora, se realiza el deslinde y
amojonamiento de los términos de Casas de Ves, Villa de Ves y Balsa de Ves.”
Plano mostrando la división actual de los términos de Balsa de Ves, Villa de Ves y Casas de Ves. |
La canaleja fue una zona de huerta, árboles frutales y
olivos cuya explotación permitía vivir directamente a tres familias que tenían
allí sus casas. Estas familias cultivaban la tierra para subsistir y lo que no
consumían se vendía en los pueblos y aldeas de alrededor. Por ejemplo, las
olivas las llevaban a moler a las almazaras de Villa de Ves, Carcelén y Alcalá
del Júcar.
Una visita a la orilla sur del Júcar nos brinda una buena visión de la Canaleja río arriba. Se puede apreciar la acumulación de depósitos sedimentarios traídos por el Barranco de Mingo Andrés. |
A continuación podréis saber más cosas de la Canaleja gracias al testimonio vivo de algunos paisanos que atesoran recuerdos y datos que de otra forma se perderían para siempre.
Amalia Arocas Martínez
Dª Amalia Arocas Martínez. Actualmente tiene 77 años, es
nieta de D. Segundo y Dª Isabel María. Es descendiente directa de la Canaleja y
querida por todo el pueblo.
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Nos cuenta Amalia que las tierras de huerta que tenía su
abuelo en la Canaleja eran heredadas de los padres de éste. Eran vecinos de
Villa de Ves y dominaban estas huertas desde hace tantos años que se pierde en
la memoria.
D. Segundo Martínez, abuelo de Amalia, tenía dos hermanos:
José y Paquito Martínez Arenas. El tal Paquito, es padre de Alejandrina
Martínez González, mujer de Fidel de Villa de Ves – este dato ha sido para mí
una sorpresa -.
Estos tres hermanos heredaron de sus padres y Segundo
Martínez obtuvo las huertas de la Canaleja, José Martínez heredó las Rinconás –
que era una zona de oliveras muy buenas – y Paquito Martínez no heredó tierras
por algún motivo que desconocemos hoy, por lo que se fue a vivir a La Pared,
formando allí su familia.
Es posible que sus hermanos le comprasen su parte de la
herencia como era frecuente en todas las familias de antaño. Al ser muchos
hijos, las tierras se dividían en muchas partes creando minifundios poco
productivos que obligaban a algunos a no poder vivir de la tierra, por lo que
una solución era emigrar.
D. Segundo Martínez Arenas se casó con Dª Isabel María y
formaron una familia de ocho hijos, cinco mujeres: María, Dionisia, Segunda,
Isabel, Catalina; y tres varones: Domingo, Trinidad y otro quien no conocemos
el nombre pues falleció con dos años. Los otros varones también fallecieron
jóvenes por lo que heredaron las supervivientes de esta familia.
Dª Segunda heredó las huertas de la Canaleja, era esposa
de Carlos el dueño de la “casineta” de
Villa de Ves, es decir, el antiguo bar del pueblo, quien fue muy estimado por
todos los vecinos.
María y Catalina heredaron las oliveras de las Rinconás.
María es la madre de Porfirio Martínez y Catalina es la madre de Amalia y
Segundo Arocas Martínez ambos de Villa de Ves.
Dionisia e Isabel marcharon a vivir a Casas de Ves.
Alejandrina Martínez González
Cuenta Alejandrina que cuando ella vivía en La Pared con sus
padres, recibían con cierta frecuencia en casa a Domingo – que era sobrino de
su padre – y mostraba un aspecto enfermizo y fatigado. Siempre llevaba consigo
unas alforjas de cuadros blancos y negros. Se quedaba a dormir dos o tres
noches y se marchaba. Su padre siempre lo acogía lo mejor que podía pero
siempre con reserva porque desconocían cual era su enfermedad.
Porfirio García Martínez
D. Porfirio, nieto de D. Segundo e Isabel Mª, descendiente
directo de la Canaleja, actualmente tiene casa en Villa de Ves donde vive parte del año; es un vecino querido
por sus paisanos.
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Cuenta Porfirio que en la Canaleja había tres casas. La de
sus abuelos estaba un poco más arriba de las huertas en la orilla de una rambla
y al lado de la casa había un algarrobo – que sobrevive actualmente - ; una
segunda casa estaba construida excavada en la roca aprovechando una cueva, era
la de Inés y su marido, un matrimonio que no tuvo hijos; y la tercera casa era
la del Sr. Periquín, quien tenía un tejar junto a la casa, con un horno donde cocía
las tejas de arcilla del río que posteriormente vendía en los pueblos próximos
utilizando un burro como transporte. Aún se pueden encontrar restos de tejas
por las proximidades de la Canaleja.
RUINAS DE UNA CASA DE LA CANALEJA VISTA DESDE EL BALCÓN DEL PIJO. TAMBIÉN SE PUEDE DISTINGUIR UN GRUPO DE OLIVOS. |
Carlos Saez Martínez
D. Carlos, nieto de D. Segundo e Isabel Mª, descendiente
directo de la Canaleja, vive en la actualidad parte del año en Villa de Ves y es estimado por
todo el pueblo.
Cuenta Carlos que su madre, Dª Segunda Martínez, heredó las
huertas de la Canaleja. Él mismo tiene recuerdos de allí, pues vivió y trabajo
en esas tierras y conoce todos los rincones perfectamente. Nuestro amigo Carlos
trabajó duro siendo un adolescente y cazó para subsistir en este paraje por lo
que no hay animal o planta que no conozca. Con esta sabiduría popular ha podido
aportarnos muchos datos de los que os relataré los más curiosos.
Según cuenta Carlos, regaban las huertas de la Canaleja con
agua de un manantial que había más arriba de la casa. Ellos habían construido
una pequeña presa con piedras y tierra, y una red de acequias con las que
regaban según la necesidad.
Otra curiosidad es que cerca de este manantial,
aproximadamente a 50 metros, manaba otra fuente pero de agua salada.
También cuenta que esta presa o charca, y en las acequias,
se criaban muchas ranas y su madre – que
era una excelente cocinera – las preparaba pelándolas y quitándoles la
cabeza. Las guisaban de diversas formas resultando un plato exquisito. También
cocinaban serpientes, de las que afirma que tienen una carne sabrosa.
A los lectores del blog os puede parecer extraño este tipo
de recurso alimenticio pero no lo es tanto, por un lado era un medio de
subsistencia y de aprovechar las proteínas que nos brinda la naturaleza en unos
tiempos de escasez de recursos, y debemos ser conscientes de que incluso hoy en
día en famosos restaurantes de Francia e Inglaterra o incluso algunos españoles, se preparan
exquisitos platos de ancas de rana.
Carlos recuerda que su madre le contaba que, antes de nacer
él, había en la Canaleja abundante pesca de río destacando la lubina y la
trucha, había también nutrias y lobos,
aunque estos vivían en el margen sur del río – lo que por aquí llamamos “el
otro lado” – pero era habitual verlos vadear el río por la Canaleja, cerca de
las casas, de hecho Dª Segunda fue testigo de estos cruces en varias ocasiones.
Es posible que los lobos se sintiesen atraídos por el olor de los animales
domésticos. Cuando las gallinas de la casa de Carlos oían el aullido de los
lobos, corrían despavoridas hacia la gatera para esconderse en el corral. La
cachera de los cerdos era una cueva con una puerta resistente para evitar el
ataque de los lobos por la noche.
En aquella época era muy fácil pescar en la Canaleja. La
madre de Carlos fabricaba unas canastas de juncos y cañas y las ponían en la
orilla del río; cuando los peces acudían a desovar se metían en las trampas y
ya no sabían salir. Esto es una muestra de la abundancia de peces que
posteriormente se vería alterada por la mano del hombre al construirse el
embalse del Molinar y alterarse el curso natural del río.
Llegados a este punto, Carlos nos cuenta una interesantísima
anécdota. Nos habla de la temida y famosa serpiente que atemorizaba a todos los
moradores de la Canaleja, Villa de ves y Villar de Ves, pues era ya una
leyenda. Incluso yo personalmente he oído a mis padres comentar muchas veces
que en la Canaleja había una serpiente más gruesa que el timón de un arado.
Estimados lectores,
gracias a lo que cuenta Carlos y a lo que he podido averiguar sobre serpientes,
hoy quedará desvelada la leyenda del Monstruo de la Canaleja:
Cuenta Carlos que desde el manantial de la presa de riego
que ellos tenían, hasta el río, había mucho carrizo y entre la maleza se
camuflaban bien las serpientes, a la vez, era una zona de abundantes presas:
ratas, ranas, ratones de campo, lagartos, lagartijas, etc. La señora Segunda era
una mujer valiente y acostumbrada a vivir en la Canaleja, una mujer dura de
campo, con miedo a pocas cosas, sin embargo sí temía a esta serpiente. La había
visto varias veces y le aterrorizaba toparse con ella porque era larga, gruesa,
con escamas verde oliva con sombras negras y una hilera de escamas en el lomo a
modo de crin, como un dragón mítico, un auténtico monstruo.
Por esta descripción junto con lo que he podido averiguar
sobre serpientes puedo concluir que era una culebra bastarda (Malpolon monspessulanus) y seguramente era un macho adulto por el color de la piel y sus
dimensiones. Las escamas sobre los ojos son prominentes, lo que les da una
mirada penetrante y feroz.
Culebra bastarda |
Carlos también la había visto varias veces y le tenía respeto y un poco
de miedo, pero, sabedor del horror que tenía su madre a esta serpiente y el
peligro que representaba en esa zona, se decidió a enfrentarse a ella. Salió
a su caza en repetidas ocasiones con una perra muy valiente que tenían y cuando
la encontraban entre la vegetación, la serpiente se sentía amenazada y se
erguía, mostrando medio cuerpo tieso como un palo y siseaba sonoramente
abriendo la boca ampliamente para mostrar sus dientes. También daba latigazos
con la cabeza en dirección a ellos, consiguiendo que el miedo les hiciese
desistir de cogerla.
Sin embargo, Carlos era un chaval joven y temerario, y pensó que la
mejor forma de matarla sería a distancia con un arma de fuego. Ellos tenían en
la casa una escopeta antigua que era como un trabuco, de un solo cañón. Carlos
preparó el cartucho artesanal con plomo del calibre más grueso que tenían y se
dispuso con su perra para dar caza a la bicha. Cuando dieron con ella, como
siempre les plantó cara irguiéndose y siseando con las escamas erizadas. Carlos
solo disponía de un tiro, una oportunidad. No podía fallar. Intentó no dejarse
llevar por el miedo, se concentró en la cabeza de la serpiente, esperó el
momento en que paró de moverse y apretó el gatillo con decisión. ¡PAM! Le
arrancó la cabeza del cuerpo.
Este hecho ocurrió en torno al año 1959 cuando Carlos ya vivía en Villa
de Ves, por lo que, una vez muerta la serpiente, Carlos pretendía llevarla al
pueblo para mostrar su hazaña. Según Carlos la serpiente pesaba unos 40 kilos y
medía 2´5 metros de largo, era tan pesada que la tuvo que dejar en el lugar
donde la mató. Decidió volver al pueblo para coger el burro y pedir a su padre
que le ayudase a recogerla.
De esta forma queda aclarada la leyenda de la Canaleja.
Puede que el lector se asombre de la muerte de un ser vivo pero era
normal antiguamente matar a las serpientes por miedo o desconocimiento porque
rara vez atacan al humano. De hecho en la actualidad son especies protegidas y
no se deben matar.
Nota: Carlos me contó estos
hechos en el verano de 2011, en el bar que hay en el Ayuntamiento de Villa de
Ves, sentados los dos en una mesa, él vestía una camisa de manga corta y, conforme me lo contaba, le cambiaba la expresión de la cara y me señaló hacia
sus brazos porque, solo el recuerdo de aquel animal, le erizaba la piel y le
ponía los pelos de punta.
Pude ver que no se trataba de una broma. Y es que aquel animal era un
monstruo, el Monstruo de la Canaleja.
Agradezco vuestra atención y espero seguir aportando pinceladas de
cultura popular de nuestro pueblo.
Un abrazo para todos.
Le deseo que el susurro de
las aguas del río Júcar a su paso por Villa de Ves y la silenciosa presencia del Cristo de la Vida
desde su Santuario, le acompañen en su último viaje hasta el cielo. Descanse en
paz.
Es un orgullo para mi colaborar en este blog para evitar que se pierda el acervo de Villa de Ves.
ResponderEliminarPor desgracia, cada vez son menos los testigos vivos que puedan transmitirnos este saber, por lo que concibo como un deber aprovechar los conocimientos de nuestros mayores.
Permitidme expresar, pues, mi compunción por la pérdida de los que ya no están con nosotros. Le mando un abrazo eterno a mi tío Luis.
Me ha gustado mucho toda esta historia de la canaleja,que desconocia , las fotos del paisaje preciosas ,ver las fotos de Alejandrina , Amalia ,Porfilio y señora personas por las que siento cariño y mucho respeto ,y como no me emocionó la dedicatoria a tu hermano ,gracias , sigue con estos trabajos que nos hacen disfrutar delo que amamos
ResponderEliminarOs quiero,Juani
Vicente, enhorabuena he encontrado tu blog por casualidad y he aprendido mas de Villa de Ves leyendolo que en el tiempo que llevo disfrutando de su tranquilidad. Es realmente encomiable las personas que como tu están orgullosas de sus raices y que hacen, con blogs como este , que estas no se pierdan con el paso de los tiempos.
ResponderEliminarde nuevo, enhorabuena y sigue así.
Siento la perdida de tu hermano Luis
Nacho
Un dia quiero bajar y conocer esa zona .Mis abuelos eran Carlos y Segunda
ResponderEliminarUna de las razones por las que admiro a la gente "de campo" de las de antes, era por su capacidad de resistencia, espíritu de sacrificio y conocimiento del medio que los rodeaba. Hoy en día nos sueltan a casi cualquiera de nosotros en el campo y nos morimos de hambre y sed a los dos días. Por cierto, a pesar de que a alguien le pueda dar aprensión, os puedo asegurar que las ancas de rana están deliciosas.
ResponderEliminarEnhorabuena Vicente, sigo atentamente todas las entradas del blog desde que Manuel Miravalles Argente me lo descubrió hará ya como un añito..
ResponderEliminarMis abuelos eran Luisa Argente Gómez y José Molina.
Lamentablemente ya no tengo la oportunidad de leerle a mi abuela lo que escribes, pero lo leo con la misma emoción que se lo leería a ella, yo sé que le encantaría.
Muchas gracias por tu trabajo y te animo a continuar así es para mí un placer y un honor conocer la historia de Villa de ves
Un saludo
Tomas Guirao Molina