EL LAVADERO DE LA FUENTE BUENA
Este lugar es de gran interés etnológico. Nos transporta a aquellos años en los que ,para mantener la ropa de casa y la vestimenta limpia y aseada , las mujeres realizaban la colada con gran esfuerzo y dedicación.
Fotograma capturado de videograbación de 1989 |
Lavadero: edificio en el centro de la imagen |
Este lavadero era público y daba servicio a los moradores de la antigua Villa de Vés y de la aldea de Villar de Vés. Todo aquel que necesitase lavar sus ropas, sábanas, etc.
Era normal que todos los días hubiese lavando un nutrido grupo de mujeres aquí, provenientes del pueblo y de la aldea - cabe aclarar que las mujeres de la antigua villa preferían este lavadero a pesar de tener uno propio puesto que este último recibía escasa agua del nacimiento que lo abastecía – y es que la Fuente Buena aseguraba un flujo de agua abundante y de calidad.
Mientras las mujeres hacían la colada, era habitual hablar de diversos temas, comentaban bromas, chistes, quien sabía cantar, cantaba. En algunas ocasiones se organizaban – como dicen por aquí – buenas zaragatas o discusiones acaloradas entre las lavanderas, con dos bandos diferenciados: las de la Villa contra las del Villar; el motivo solía ser el habitual, si el lavadero era de la Villa o del Villar.
Sin embargo, a la hora de irse llegaba la calma, y hasta otro día.
Tengamos en cuenta que estas tertulias y discusiones ocurrían entre personas hartas de trabajar, saturadas, estresadas – usando términos actuales – y lo normal es que en ese contexto se perdiese el humor con facilidad y apareciesen la susceptiblilidad y el enfado tonto. Y es que no eran éstas unas tertulias de gente pudiente sentados a una mesa de café con pastas; nada de refrescos ni aire acondicionado. No estaba el horno para bollos.
Eran tiempos de mucha pobreza y miseria, y la mayoría de los vecinos del pueblo tenían una economía tan básica que se lograba subsistir casi con nada; un poco de agricultura, ya fuese huerta o secano, algún olivo o almendro, garbanzos, patatas, y sobre todo el cerdo, el más importante recurso de la zona pues con su matanza y los derivados bien aprovechados se llegaba a final de año.
Pero a pesar de toda esta pobreza, nuestras madres eran tan limpias o más que las de ahora. Digo esto pues en la actualidad está al alcance de cualquiera una lavadora, la peluquería, cremas y perfumes de marca.
Nuestras madres lavaban con jabón hecho en casa con los aceites y grasas que ya no servían para otro menester, a los que añadían sosa caústica. Con este jabón y su sacrificado esfuerzo mantenían aseadas y limpias las ropas de su familia, que entre hijos y familiares, incluidos los abuelos que vivían en casa, podían llegar a un buen número de personas.
El desplazamiento al lavadero era penoso y duro. Sirva como testimonio mi propio recuerdo, mi vivencia personal.
Nací en 1951 y ya con ocho o nueve años acompañaba a mi madre lavar. Nos ataban al cuerpo una espuerta llena de ropa y, ya os podéis imaginar, a caminar varios kilómetros por aquellos caminos de herradura hasta llegar al lavadero. Además, con el calzado de la época, alpargatas o esparteñas más viejas que yo. Mi madre, la pobre, llevaba la carga multiplicada con relación a mi. Más tarde, se llegaba al lavadero y allí empezaba otra tarea para las mujeres; lavar y enjuagar contra reloj para tender la ropa al sol, para que se secase bien pues, de lo contrario,tocaba subirla húmeda o aún mojada y teniendo en cuenta que había que volver cuesta arriba, había que subirla lo más seca posible.
Ubicación:
El lavadero de la Fuente Buena está en el paraje de la Fuente Buena, que a su vez le da su nombre a éste.
Esta a una distancia de 2,5 Km del barrio del Santuario, río arriba en su vertiente izquierda, en el centro de un barranco rodeado de un paisaje idílico y naturaleza virgen.
Estructura:
El lavadero se compone de dos pilas grandes a nivel del suelo, a éstas les suministraba agua un tubo – al que llamábamos chorro - que guiaba el agua desde el manantial de la fuente entre las rocas hasta un pilón y desde este se guiaba el agua por una canaleta a la primera pila del lavadero y posteriormente de ésta a la segunda pila que era la más grande. Desde esta segunda pila el agua continuaba por un rebosadero y abandonaba el recinto por una gatera practicada en la pared. Esta agua corriente vertía directamente barranco abajo entre zarzas, rocas y algunos granados que crecen allí, regando a su paso el paraje conocido como Huerto de Justo.
La primera pila – donde primero entraba el agua - era usada solo para enjuagar la ropa, mientras que la segunda se usaba para lavar, por ello las mujeres preferían siempre estar cerca de la primera porque de allí venía el agua más limpia.
El edificio esta formado por dos paredes de piedra y barro en forma de L y un arco de ángulos rectos en la pared del lado sur. El lado norte es una roca grande, el oeste es una pared cerrada estando el lado este sin cerrar y formando la entrada al edificio.
La cubierta es una techumbre típica de la zona: palos de madera, cañizo de cañas, todo cubierto con barro y rematando el conjunto teja clásica para impermeabilizar.
Antigüedad:
Este lavadero debió erigirse entre los siglos XVIII Y XIX por la siguiente razón: Sus pilas están construidas bajo tierra, estando las losas de lavar a nivel de tierra, a diferencia de los lavaderos más modernos que tenían las pilas en alto para evitar que las mujeres estuviesen arrodilladas, aliviando la dureza y penosidad de este trabajo.
Bienhechora:
Las tierras donde se ubica el lavadero pertenecen a la llamada Dehesa de María Juana Piqueras. Esta bienhechora de corazón profundo siempre mantuvo que las aguas de la Fuente Buena de su propiedad debían ser para los habitantes de Villa de Ves, por lo tanto, desde aquí le reconozco su gran merito, le doy mi agradecimiento y le deseo descanse en paz.
“Hundido y abandonado, nadie se acuerda de mí. Es muy triste haberos quitado tanto suciedad y ahora estar olvidado dentro de vuestra limpieza.”
Foto realizada el 12-06-2011 |
Desde estas líneas hago un llamamiento a las autoridades municipales para que consideren la posibilidad de recuperar este lugar de gran interés tradicional, etnológico y cultural; legado de los vecinos e hijos de la Villa de Ves.
Asimismo, propongo que se coloque una placa de cerámica conmemorativa en reconocimiento a las mujeres que estuvieron lavando aquí, por su gran esfuerzo y sacrificio.
Recuperar la percepción de lo sutil de nuestro pasado nos desvela que el entorno y nosotros mismos somos mucho más que aquello que nos enseñaron en nuestra formación.
Sin ánimo de ofender o crear cualquier tipo de rencilla , se puede tomar como ejemplo el aprovechamiento del antiguo lavadero de la cercana villa de Alborea -La Cañada- y su reconversión en zona recreativa y de conocimiento del entorno que, por desgracia, también nos encargamos de matratar.
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