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La creación de este blog se debe a mi interés por recuperar las raíces de mi pueblo: su historia natural y popular.

lunes, 24 de junio de 2013

Central hidroeléctrica en el Molinar de Villa de Ves, año 1907 a julio de 1909.

Una obra faraónica en la España del siglo XX.

PRIMERA PARTE

Central hidroeléctrica de Villa de Ves, la tecnología más avanzada de aquellos tiempos, principios del siglo XX


Central hidroeléctrica del molinar abandonada a la soledad eterna.


La central hidroeléctrica del molinar está ubicada en el término de Villa de Ves, en el rio Júcar, a una distancia de 4 km. rio abajo, desde el barrio del santuario. Y aproximadamente a un kilómetro del término municipal de Jalance, es decir, de la Comunidad Valenciana.
Como se puede apreciar en la foto, ocupa un espacio en el margen derecho del río, lo cual la integra en el término municipal de Villa de Ves. Recordemos que, a este nivel del rio, el margen izquierdo del rio  pertenece al municipio de Balsa de Ves.

Edificio de la central en la actualidad, engullido por la naturaleza.

Actualmente, este lugar es un paraje idílico, mezcla de bosque mediterráneo y una maraña selvática de plantas oportunistas que brotan a su antojo. Esta “selva” envuelve e invade el abandonado edificio de la sala de máquinas. Este recóndito paraje propicia el crecimiento de ciertas especies de plantas que no crecen en el resto del término, debido al microclima generado por la protección del cañón del Júcar y la ausencia de actividad humana. Existe un imponente silencio que solo rompen los cantos de diversas aves. Aparte de las pequeñas aves sobrevuelan este lugar, el omnipresente grajo y la majestuosa águila. También la fauna está representada por peces y cangrejos.
La central está flanqueada por altas paredes del cañón del rio. En el lado izquierdo aparece la estribación de la Serretilla de la Pared, que al ser solana, muestra escasa vegetación, sobre todo arbustos y plantas aromáticas, pero deslumbra con la belleza de sus formaciones geológicas, coloridos afloramientos de arcilla, vetas de dolomías tableadas, y grandes formaciones de roca caliza, que ofrecen una espectacular paleta de colores. En el lado derecho, por ser umbría, abunda la vegetación, pinares y encinares, principalmente, que se derraman por las elevaciones de la Rocha Juana, el Gramial, el cerro Zapatero y llegando a la estribación de la Sierra del Boquerón.

Estructura de la central:
El edificio se compone de dos partes: Una sala de máquinas y la otra de tres plantas más un ático o linterna.
La sala de máquinas tiene unas medidas de 44 metros de largo por 16 de ancho, mientras que la segunda se compone de tres plantas 32 metros de largo por 30 de ancho cada una, a lo que se debe añadir el ático. La altura total del edificio es de 22,5 metros. Todo ello da como resultado una superficie construida de 3700 m².
 En la primera visita de cualquier excursionista, es una sorpresa encontrar semejante mole en medio del caos de ramas y hojas que la ocultan.

Fachada principal de la central hidroeléctrica en la actualidad (Mayo de 2013)

Las paredes se conservan en buen estado a pesar de tener 106 años de antigüedad, la fachada tiene una estética exquisita, común en la ingeniería civil de aquella época y lejos de la fría y espartana arquitectura actual. El interior del edificio está muy deteriorado, con riesgo para el visitante imprudente, sobre todo las escaleras que se muestran amenazantes sin pasamanos y con grietas en su estructura. Los tejados de la sala de máquinas están en ruinas aunque los cuchillos que los sostienen se mantienen en un estado aceptable. Se puede apreciar en la pared interior de dicha sala un alicatado de azulejo blanco con algunas bandas verdes que le dan cierto aire aséptico, deteriorado por el vandalismo. Parte del suelo se mantiene en buen estado, formado por baldosas de gres con motivos geométricos.


Del anteriormente mencionado ático o linterna, salían los hilos de alta tensión que, pasando sobre el río, van a otro edificio situado en el margen opuesto del río. Desde este edificio parten las diversas líneas de transporte de electricidad y además poseía pararrayos y otras medidas para hacer frente a grandes descargas atmosféricas.

Foto de la central una vez finalizada la construcción, la flecha amarilla señala el edificio de distribución de la línea de alta tensión. Obsérvese que la construcción supuso una importante deforestación, actualmente el paraje está muy poblado de vegetación. 

Estado de ruina actual del edificio de distribución de la línea de alta tensión.

Al principio se transportaba una tensión de 66000 voltios, pero en vista del éxito en las pruebas de aislamiento, se aumentó a 70000 voltios, algo nunca visto hasta aquella fecha en toda Europa. 
Los aisladores fueron construidos por la empresa Siemens-Schuckert Werke de Berlín.


Distribución en el edificio de los diversos sistemas de protección contra sobreintensidad y descargas atmosféricas.





Datos históricos:
En el año 1907 se constituyó Hidroeléctrica Española, una empresa que marcaría el destino de España y parte del mundo mediante el aprovechamiento de la energía hidráulica. Sus artífices fueron, D. Lucas de Urquijo y D. Juan de Urrutia. El primero, representaba a un grupo de empresarios vascos y el segundo, formaba parte de Hidroeléctrica Ibérica, una empresa vasca que ya se dedicaba a la explotación hidroeléctrica en el País Vasco. Ambos formaron la nueva sociedad de Hidroeléctrica Española con un capital social de 12 millones de pesetas de aquella época. A partir de este momento, H. Ibérica quedó como accionista mayoritaria de H. Española. Así, D. Lucas de Urquijo se convirtió en presidente de H.E. y el ingeniero jefe y director general fue D. Juan de Urrutia.

La naturaleza reclama su espacio y envuelve a la central.
Para que el lector comprenda mejor la importancia de la energía en España, debe conocer que a finales del siglo XIX el consumo de energía en las ciudades y pueblos era escaso, la mayoría de las actividades y oficios eran principalmente manuales, y la iluminación de hogares todavía se realizaba con candiles. Sin embargo, comenzaba a florecer la industria moderna y una mejora de la economía trajo consigo la aparición de artilugios electromecánicos; para todo ello, era imprescindible la energía eléctrica y en aquellos tiempos se producía en minicentrales térmicas de carbón y vapor, y alguna minicentral hidroeléctrica esporádica, que se situaban siempre cerca del lugar donde se consumía la electricidad – hasta entonces no existía el transformador de corriente alterna y la energía no se podía almacenar ni transportarla lejos de su lugar de producción – por lo que esta tecnología estaba bastante limitada.
Hubo otros factores importantes, como el precio del carbón, que cada vez era más caro, así como el encarecimiento de su transporte hasta el lugar de consumo. Por otro lado, la combustión del carbón es sumamente contaminante y las ciudades comenzaban a sufrir las consecuencias del aumento del consumo eléctrico. Sin embargo, el desarrollo y el crecimiento económico exigen más consumo de energía y esto no pasó inadvertido para algunos empresarios – tanto españoles como extranjeros - con visión de negocio. La energía hidráulica era una solución barata y menos contaminante. 
Restos de la primera presa bajo el Chotil aflorando
tras el descenso del nivel de agua del embalse actual.
Las empresas iniciaron un proceso para tomar posiciones estratégicas en este nuevo mercado, adquiriendo concesiones de explotación de los ríos y sus márgenes. Se construyeron las primeras centrales hidráulicas, de pequeña envergadura, en lugares que ya antes habían sido utilizados por las generaciones antiguas, por ejemplo, donde hubo batanes o molinos, primeros artilugios rudimentarios que aprovechaban la fuerza del agua.


La mayoría de estas primeras inversiones fracasaron por falta de capital, tan necesario para afrontar el gasto de una nueva tecnología, con máquinas que aún resultaban caras porque su producción estaba en los inicios y no era muy competitiva. También suponía gran parte de inversión el coste de transportar la electricidad por cables hasta el lugar de consumo.
Pero de este proceso de selección y maduración surgió con fuerza Hidroeléctrica Española. Era una empresa bien estructurada, con dirigentes y personal técnico cualificados,  apoyada en un estable grupo de socios y el Banco de Vizcaya.
En torno a 1890 ocurrió un hecho muy relevante, el descubrimiento del transformador de corriente alterna, que posibilitaba el transporte de la energía a cualquier distancia, y este hecho obligó a crear grandes compañías eléctricas, capaces de generar un mayor volumen energético y satisfacer la demanda urbana y de la industria.
Imagino que Lucas de Urquijo y Juan de Urrutia advirtieron que era el momento oportuno, y  con metódica mesura supieron marcarse un objetivo factible, y discernir el cómo, cuándo y dónde.

En el centro de la foto, asomando en la montaña, el exterior del embalse de presión forzada.

Entre las diversas concesiones de explotación de ríos y márgenes, comentadas anteriormente, Hidroeléctrica Española obtuvo la del rio Júcar a su paso por Villa de Ves. Tras la exploración y estudio de todo el rio, D. Juan de Urrutia decidió que el punto idóneo para construir su central era en nuestro pueblo. No pasó desapercibido el desnivel provocado por la erosión fluvial, que produjo estrechos y profundos pasillos, gargantas y hoces, cosa que favorece el aprovechamiento de la energía potencial del agua.

Detalle del interior de la central abandonada.


Este tramo del rio Júcar, elegido para ubicar la central, ya había sido objetivo de otro empresario anteriormente; se trataba de D. Enrique Gosalvez Fuentes, de Villalgordo del Júcar, en Albacete. Él obtuvo los derechos de explotación desde Villalgordo hasta Villa de Ves para abastecer una pequeña central que en 1898 suministraba energía a su empresa papelera de Villalgordo.

Vicente Jiménez en el centro de uno de los agujeros por donde accedían los tubos de conducción del agua.
La proporción puede darnos una idea del diámetro de los tubos.

En 1901, D. Enrique vendió los derechos de explotación de este tramo del rio a Hidroeléctrica Ibérica y pasó a ser accionista de H. Española.
Una vez elegido el lugar para la central se le denominó El Molinar. Este topónimo proviene de la existencia previa de dos molinos harineros  en el término de Villa de Ves. 

Villa de Ves en primer plano y abajo en el río los restos
de la primera presa. 
Uno de ellos estaba situado a nivel del río bajo la vertical de lo que aquí se conocía como “el Chotil” del barrio del Santuario, cerca del emplazamiento de la primera presa que se construyó en 1907.



El otro molino se encontraba en las inmediaciones de la “Peña Zángara”, frente al poblado de los técnicos de Hidroeléctrica.

Interior de la sala de máquinas con los agujeros de entrada de los tubos de alta presión.


La construcción de la central:
Su construcción supuso una obra faraónica, un reto, quizá un atrevimiento para la ingeniería de aquellos tiempos. No obstante, el proyecto estaba bien planteado, bajo una excelente dirección y D. Juan de Urrutia tenía experiencia de anteriores proyectos más modestos.
 El comienzo de las obras fue apoteósico, con la llegada de miles de trabajadores – aunque no hay datos exactos se estima que en el momento álgido llegaron a la cifra de 3000 –  la zona parecía un hormiguero de gente, se tuvieron que abrir nuevas sendas, caminos y carreteras de tierra, desmontar alguna ladera del monte, construir 4 km. de canales, una presa, un embalse de presión forzada, el edificio de la central, túneles accesorios para los nuevos accesos, alcantarillas en barrancos, barracones elementales para el cobijo de los trabajadores, de hecho, a lo largo de los 4 o 5 km. de obras en torno al río, cualquier cueva o refugio natural era habitado sin remilgos por parte de los trabajadores de esas obras cerrando los huecos con paredes de piedras apiladas y dejando un estrecho agujero como entrada. También se construyó un poblado, a propósito, para  los ingenieros y jefes aquí destinados, incluyendo una capilla, escuela, consultorio médico y otros pequeños edificios de diversos usos. La magnitud de toda la obra impresiona hoy día si tenemos en cuenta la escasa tecnología de aquella época, la maquinaria rudimentaria y el terreno tan hostil y aislado que supone el cañón del río.

Detalle de una de las cuevas habitadas por los trabajadores durante la construcción de la central.

Detalle de otra cueva habitada durante la construcción.

El personal contratado:
Atraídos por la oportunidad de trabajo, acudieron ingenieros de toda España y algunos extranjeros, también fue un reclamo para campesinos de la zona, peones de los alrededores y de otras provincias, e incluso portugueses. Los trabajos de peón eran durísimos, como hemos dicho, con herramientas rudimentarias: Mazas, picos, palas, punteros, palancas de acero, barrenos y dinamita. Eran largas jornadas de trabajo, de sol a sol. La comida era escasa y las temperaturas extremas.

Sala de máquinas invadida por la naturaleza.

El personal que gozaba de mejores condiciones eran: Los ingenieros, arquitectos, los cargos de dirección, los capataces y los barreneros. Muchos peones se especializaban en barreneros, sobre todo los más atrevidos puesto que se pagaba mejor.
Otros trabajos bien remunerados eran los de herrero y carpintero.
Y siguiendo un orden descendente según la categoría: Cantero de labrar piedra, cantero sacador de piedra, mampostero, ayudante de mampostero, peón amasador, peón bracero, peón menor y pinche.
Las condiciones de trabajo fueron muy duras pero no peores que en otros trabajos de aquella España tan atrasada. A pesar de los recursos, Hidroeléctrica Española siempre tuvo entre sus prioridades la seguridad e higiene en el trabajo, siendo pionera en este parámetro entre las empresas de esa época.
También cabe destacar el uso masivo de animales de trabajo. Se construyeron  cuadras y se contrató personal especializado en su cuidado. Abundaron las mulas, los burros y los bueyes.

Foto de la central del Molinar desde el embalse de presión forzada.


Desarrollo de las obras:

Lo primero fue construir nuevos accesos y una vez se acondicionaba y se establecía una base donde dejar el material. Todos los materiales pesados llegaron al puerto de Alicante y desde este, en ferrocarril, hasta Almansa, que dista del salto del Molinar 57 kilómetros, de los cuales, 42 kilómetros son de carreteras del estado y los otros 15 fueron construidos por Hidroeléctrica Española para la ocasión.
 Se extendía una red de brigadas de 40 o 50 trabajadores cada una, con capataces y encargados, con tareas específicas. Desde la carretera de Albacete a Casas de Juan Gil, Cm-332, se construyó una carretera en dirección a la casa de los cañizos, los lavajos, puente de Covalta, la casilla de Pepe el de Enrique, la rocha Juana, el cerro Zapatero y siguiendo su ladera descendía la carretera, diseñada para el paso de carros, diligencias y camiones pequeños  hasta el punto denominado “ El Plano”, cuya importancia destacaré más adelante. Desde la casilla de Pepe el de Enrique, continuaba la carretera hacia las Herradas de abajo, hasta llegar al actual embalse; desde aquí hasta la central del molinar era un tramo de terreno quebrado y con gran desnivel, de la anchura de un carro para el transporte especial de piezas grandes y pesadas.


En el horizonte, al fondo, se alza la Serretilla de La Pared, a los pies de  la misma está el río. En primer plano camino que discurre por la Rocha Juana en dirección al río.



El transporte de materiales y equipamiento:

La tecnología del transporte era también bastante primitiva, como se ha señalado, reduciéndose a carros, animales y algún camión pequeño. Cuando se tenía que transportar maquinaria pesada como las turbinas o los equipos electrógenos, se usaban muchos bueyes tirando de carromatos.
Modo de transporte del material pesado hasta la central.
 Para su carga y descarga se construían in situ trípodes con puntales de madera o troncos, enganchando a los mismos un polipasto manual o quinal, y con fuerza humana o animal, se elevaba la pesada carga.
Otra vía para el transporte de material era el punto estratégico llamado “El Plano”, este lugar se eleva respecto del rio unos 120 metros y se allanó el terreno y se cimentó para soportar una estructura que incluía unos raíles de hierro que descendían hasta el rio, con una inclinación de unos 45º, por donde se deslizaba arriba y abajo una vagoneta sujeta a un cabrestante. Daré más detalles de este ingenio en otra entrega de este blog.

Las turbinas:
En los primeros años de funcionamiento de la central hidroeléctrica, se instalaron tres turbinas con sus correspondientes generadores. Pero fue tal el éxito y el aumento de la demanda de electricidad que se instaló una cuarta turbina.Estas cuatro turbinas eran de eje horizontal, basadas en el sistema Francis, de dos rodetes y doble admisión. Su velocidad era de 428 revoluciones por minuto. Fueron suministrados por la empresa J.M.VOITH, de Heidenheim.

Antiguo panel de mandos de la central del Molinar. Fuente archivo histórico de Iberdrola.

 En las fotos que mostramos se pueden contar cuatro grandes tubos de conducción del agua a presión que movían sendas turbinas. La producción de electricidad aumentó exponencialmente y esto llevó a la central del Molinar a ser un referente en su categoría a nivel nacional.


Obsérvese como descendían 4 tuberías hacia la sala de turbinas.
Una turbina antes de su instalación, se puede apreciar el enorme tamaño al compararla con los hombres que aparecen a ambos lados.

Turbinas y generadores 

Los generadores:
Estaban directamente unidos a las turbinas. Su potencia normal era de 5625 kilovoltio-Amperios, pero podían rendir un 20% más durante tres horas.




Sección de un generador


Los transformadores:
Los transformadores eran trifásicos, cada uno con una potencia equivalente a la de un generador, es decir, 6750 K.



Cada transformador pesaba 21,5 toneladas. La caja de hierro que lo contenía pesaba 6,7 toneladas , a lo que se añadía 18 toneladas del aceite para refrigerarlo. En conjunto, cada transformador una vez montado pesaba 45 toneladas.

Sección de un transformador


Refrigeración de los transformadores:
Eran refrigerados por aceite, movido por una bomba eléctrica. El aceite discurría por unos serpentines sumergidos en el agua. Este sistema es muy eficaz pues disipa bien el calor y además era seguro pues el aceite solo es inflamable a temperatura muy elevada.



A la derecha un transformador y en el centro la red de tuberias para la refirgeración, se introduce en el suelo por donde se sumergiría en el agua fria del río.



Los lugareños:

Para los habitantes del pueblo supuso un impacto y causó cierto estupor. Un pueblo tan tranquilo hasta entonces, tan aislado, sin apenas carreteras, donde a duras penas se veía algún vehículo a motor, de pronto se vio invadido por hordas de trabajadores, animales, maquinas y herramientas. Fue para algunos la oportunidad de sumarse al progreso de la España industrial y formarse en un oficio y para otros supondría un punto de inflexión a partir del cual se iría extinguiendo la forma de vida rural y la llegada de” los nuevos tiempos”.

HIDROELÉCTRICA ESPAÑOLA: UN SENTIMIENTO

H.E. tuvo, a partir de esta obra faraónica, un alma paternalista y un espíritu de solidaridad con Villa de Ves y comarcas de alrededor. Como se ha comentado, la comarca y su entorno suministró trabajadores a esta gran obra, y muchos de ellos continuaron trabajando para H.E. en otros proyectos. Incluso algunos llegaron a formar parte de la plantilla estable de esta empresa. Muchas familias de la zona se convirtieron en una saga de personal de H.E. – de “la Hidro” como se dice por aquí – y la tradición se heredaba de abuelos a nietos. Este hecho dotó a estas familias de unas condiciones económicas y laborales por encima de la media nacional, mejorando sustancialmente la economía del lugar.

Coche de la época con el que los jefes de H.E. visitaban las obras  hasta donde les permitía el terreno, el resto lo hacían con una diligencia.

Como paisano de este pueblo, considero que todos los habitantes pasados y futuros de Villa de Ves, podemos sentirnos orgullosos de que la primera central hidroeléctrica que construyó H.E. fue la nuestra, la del Molinar, y hemos contribuido con la electricidad que se generó aquí, al desarrollo de ciudades importantes como Valencia, con sus primeros tranvías eléctricos, sus bombas de riego para la agricultura; ciudades como Alcoi y su industria textil y también Madrid, capital de España se benefició de electricidad movida por aguas del Júcar.
Podemos estar orgullosos de haber contribuido a encumbrar a Hidroeléctrica Española, que ha llegado a situarse entre las cuatro empresas más importantes a nivel nacional, y entre las principales multinacionales del mundo.


Visita recomendable a la central:

Su visita es del todo recomendable para conocer en vivo uno de los episodios olvidados de la construcción de esta central hidroeléctrica y a su vez del patrimonio histórico industrial de Villa de Ves, ya que muestra algunos de los mejores y más variados testimonios constructivos de lo que fue la central hace 106 años. A su vez, conocer esta zona in situ, invita a hacer excursiones con familia y amigos.

Excursión a la central de H.E. De izq. a dcha. Agustín Acitores, Alberto Arocas y Vicente Jiménez.
Almuerzo en la antigua sala de máquinas 

Nota:
En una próxima entrega de este blog habrá una segunda parte de este artículo, en el cual desarrollaré la construcción de la primera presa bajo el chotil, la construcción del túnel de cuatro kilómetros para conducir el agua, el embalse de presión forzada, el plano, el transporte de la energía, etc.
Queridos lectores, con un abrazo me despido hasta la próxima entrega.


Agradecimientos:
D. Pedro Jareño, por su aporte de documentación antigua.
A mi hijo, Vicente Jiménez Cruz, subdirector de este blog, por la faena extra que le estoy dando.
A Julio Rosende y Laura Vélez por su colaboración con algunas de las fotografías.
A Jose Antonio Domingo, por dedicarnos parte de su tiempo y diverso material fotográfico de archivo.

Autor :Vicente Jiménez García.